martes, 22 de mayo de 2012

Ser Acólito del Señor de la Ciudad...no tiene precio...


Han pasado prácticamente dos meses desde que por fin un buen día tuve un despertar tan dulce como el mejor de los caramelos que pudiese dar un abuelo a su nieto y tan agradable como una fresca brisa en una noche de caluroso verano.
Desperté temprano con ese mariposeo que acaricia el alma de un enamorado, había llegado el día de retomar lo que tras su muerte, dejó mi abuelo Pepe, mas conocido como "magritas" en su Miguelturra natal; había llegado el momento de que otro hombre de la familia estuviese a las órdenes y bajo la atenta mirada de su segundo padre, del Señor de la Ciudad...del Nazareno de San Pedro.
La mañana se antojó bastante lenta aunque con el brío suficiente para que las 4 de la tarde, hora en que Javier Regaña me citó para los preparativos como Acólito en la casa de hermandad llegasen sin darme cuenta.


Nervios, ilusión y emoción era lo que se respiraba entre todos los acólitos que ya pertrechados como mandan los mas barrocos y refinados cánones cofrades poníamos rumbo hacia las puertas del mismísimo cielo, hacia la gloria hecha situación...nos dirigíamos hacia San Pedro.


Por fin entraba en San Pedro, no por donde a mi me hubiese gustado, encontrándome de frente con mi nazareno, con ese al que tantas veces anhelé acompañar como ese día lo haría, por convicción personal, por sentimiento espiritual y por tradición familiar; no entré de frente pero todo lo bueno se hace esperar, accedí al templo por la parroquia y en el momento que me encontré a los escoltas de Virgen de los Reyes de frente me dije: "machote lo has conseguido".
Me dirigí a retirar el cirial que Javier y Pedro me tenían cuidadosamente preparado y por fin puse camino a la capilla y casa durante 365 menos algunas horas de mi Nazareno...y me encontré ante él y el tiempo se paró...un escalofrío recorrió mi cuerpo con la velocidad de un rayo...un fulminante y dulce sueño del que fui consciente un rato después, al ver a mi tía María José que se dirigía a darme un beso y tras esto decirme;-Que guapo va nuestro Nazareno...


Poco recuerdo hasta que vi como la cuadrilla se hacia la foto junto a él y a continuación Javier nos decía: -es nuestro turno; y Sonia nos inmortalizaba junto a él...junto al Señor de la Ciudad.


Las agujas del mas preciso reloj acariciaban suavemente las 6 en punto de la tarde, con la ilusión por que llegase el momento y a la vez el miedo porque no terminase la tarde mágica que estaba apunto de empezar...


...y comenzamos a andar tras los dos golpes que Javier dio en el suelo, orden que nos hizo saber que empezaba lo bueno y que Juan Luis Huertas iba a voltear el reloj de arena que temporalizaría una tarde para la gloria...mi primera tarde junto al Nazareno.
No se cuáles fueron sus palabras exactas, solo se que el primer "a esta es" que escuche salido de su peculiar, agradable, paternal y personal voz no se me olvidará jamás.





Gracias a todos aquellos que hicisteis posible que ese día llegase; mi tía María José Fernández, Sebas Alcázar, Julio Cerros, Carlos Raez, Javier Regaña, Jorge Gonzalez, Pedro Caravaca.

Y gracias a todos aquellos que inmortalizasteis un día tan especial para mi: Sonia Sánchez Molero, Cesar Plaza, Sarai "pichi" Sánchez, mi tío Augusto Piqueras, Virgi Pérez, Carlos Raez y David Hurtado.


*Todas las fotos que aparecen en este post están hechas por Sonia Sánchez Molero ( http://paraisosdeluz.blogspot.com.es/ y colaboradora con http://www.ciudadrealcofrade.es/ )